La presencia de las tecnologías de la
información en nuestra vida cotidiana, ha modificado muchos de nuestros hábitos
más arraigados y nuestras costumbres. La irrupción de las mismas, ha supuesto
cambios significativos, en la forma de comunicarnos y de interrelacionarnos
socialmente.
El abaratamiento en los costos de producción de la tecnología
móvil digital, ha permitido la masificación de los mismos y por esta razón las
empresas vendedoras del servicio y comercializadoras de productos, han visto el
potencial del negocio y son en muchos países las más importantes de la
economía, por el volumen de dinero que manejan.
Los beneficios del uso de la telefonía móvil
son innegables, su uso masivo no conoce de clases sociales ni de condiciones
económicas, cada día se incorpora más temprano a los elementos que ha de poseer
un individuo para vivir en sociedad.
En las familias cada uno de los miembros posee
un equipo, con la finalidad de mantenerse comunicados entre sí y con los demás,
pero los aparatos no son sólo telefónicos, los llamados teléfonos inteligentes
vienen equipados con aplicaciones de: intercomunicación, redes sociales,
juegos, televisión, internet para mensajería, compras y todo aquello que
permita un ordenador.
El móvil nos acompaña en todo momento y lugar,
parece un apéndice de nosotros mismos, por lo que es difícil cuantificar el
tiempo que destinamos a su uso.
Cabe preguntarse si sumáramos el tiempo
dedicado a las redes sociales y el whatsapp cuál sería la resultante en
relación a nuestro tiempo útil diario, creo que nos sorprenderíamos de ver las
horas que le dedicamos. Es evidente que la conexión a estos equipos y sistemas
de información y comunicación son un acto personalísimo y consiente, en nuestra
vida cotidiana vemos personas en un restaurante que mientras comen usan los
móviles, parejas que no conversan sino chatean, amaneceres que no son
disfrutados sino fotografiados, las tecnologías han invadido los espacios
naturales de descanso y esparcimiento.
Ante esta situación es destacable, la posición
de los que hablan de fomentar una cultura digital, es decir crear conciencia sobre el uso racional de las tecnologías. Los autores hablan de una nueva alfabetizacion, de la denominada alfabetización digital, tal es el caso de Manuel Area
cuando expone la necesidad de formar una ciudadanía 2.0 para la adecuada
participación en la sociedad digital. Refuerza la importancia de hacer uso
inteligente y social de los recursos y formas de comunicación de lo que él
denomina ecosistema digital.
Distingue cinco grandes dimensiones en la
alfabetización:
- Instrumental: Consiste en adquirir habilidades instrumentales para el uso de las tecnologías y de los recursos de la web.
- Cognitiva: Caracterizada por saber transformar la información en conocimiento.
- Socio-comunicativa: Evidenciada al expresarse para comunicarse con otros en la red
- Axiológica: Determinada por desarrollar actitudes, valores y prácticas éticas y democráticas en la red.
- Emocional: Consiste en construir una identidad equilibrada emocionalmente.
Les invito a ver el vídeo del profesor Area La competencia
digital y la Web 2.0 en:
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