Imagen extraída de internet |
Ahora
cuando se sugiere el proyecto, para la resolución de problemas como estrategia
didáctica, a utilizar en la implementación de las TIC en el proceso de
enseñanza-aprendizaje, he recordado una reforma curricular de hace mas veinte
años, que incluía los denominados PPA o Proyecto Pedagógico de aula
constituían un instrumento de la
planificación de la práctica pedagógica del docente, centrados en el alumno, mas
específicamente en sus necesidades, en el que se correlacionaban todas las
áreas de conocimiento.
Se
perseguía el aprendizaje significativo, siguiendo los postulados de Piaget y
VIgotsky entre otros, se ubicaba al alumno en un rol activo, en un proceso de
investigación basado en la práctica y en
la evaluación de procesos.
El
punto de partida de el diseño del proyecto era un problema que se presentara en
el grupo de alumnos o en la institución escolar. De esta manera se
contextualizaba el desenvolvimiento del alumno en el entorno de su aula, su
escuela y su comunidad.
Se
estructuraban los contenidos en ejes transversales, de forma tal, de dar
coherencia y estructura al diseño curricular de etapa y de ciclo.
Se
basaba este enfoque en un aprendizaje respetuoso de las diferencias
individuales y promotor del trabajo colaborativo y de compromiso grupal.
Las
decisiones consensuadas y las responsabilidades compartidas desarrolladas en el
alumno, le dotaban de habilidades para su desempeño exitoso en sociedad. La planificación
por proyectos permitía atender a la diversidad de necesidades e intereses y determinar
hacia dónde ir de la manera más económica y eficiente posible.
Con
respecto a la factibilidad, se entendía el PPA como la respuesta a una realidad
concreta, que correspondía tanto a la organización como a la ambientación del
aula, a la distribución del tiempo, espacio y a los recursos con los que
contaba la escuela y la comunidad.
En
relación con los medios y los recursos se proponían al alumno un conjunto de
materiales escritos y audiovisuales, de los cuales seleccionaba los que
respondieran a sus necesidades y el docente se encargaba de la selección previa
y de proponerlos y presentarlos al alumno.
Al
vincular este modelo con la implementación de las TIC en el aula, en un
proyecto educativo innovador, observo
muchos principios comunes, la diferencia fundamental reside en la ingente
cantidad de recursos, información, medios para su divulgación que posee en la
actualidad el docente y a los que el propio alumno tiene acceso en su vida
cotidiana. El rol de gestor y organizador de la información que ahora realiza
supone el dominio de nuevas herramientas, promover el establecimiento de redes
de conocimiento, supervisar y sobre todo guiar el proceso.
No
se estaba tan lejos entonces, desafortunadamente los cambios curriculares
requieren del docente, pero también de voluntad política y de una actitud comprometida con el cambio.
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